viernes, 14 de marzo de 2008

El vía crucis de Tula Benites

Tula Benites sale del Congreso cargando su cruz (la del desafuero) y comenzará ahora su vía crucis judicial, lejos del Parlamento y fuera del APRA, su partido que la expulsó después de apañarla y protegerla por más de 10 meses. Foto Yael Rojas (Diario PERU 21)

A pocos días de Semana Santa, el Partido Aprista ha adelantado su vía crucis política en el caso de la congresista Tula Benítes que fue finalmente acusada constitucionalmente para que el Poder Judicial decida su caso.

Algunos dicen que fue un anunciado corsi y recorsi, otros que se trató de un estratégico recule político, pero hay voces que aseguran que el presidente Alan García, no tuvo otra alternativa que imponer disciplina en la bancada aprista del Congreso, en el caso de la parlamentaria Tula Benites Vásquez.

El vía crucis político de Benítes se escenificó en sólo 24 horas. El miércoles 12 el Congreso no aprobó la acusación constitucional contra la citada parlamentaria, durante la sesión plenaria que se convirtió horas después en acto reservado, ante el pedido del congresista Mauricio Mulder, secretario General del APRA.

Al final, la congresista aprista no sólo no fue acusada sino que, por esas malas artes que han denigrado a la política y al propio Congreso, Benites salió protegida, pues de los 48 votos que se requerían para acusarla, 39 estuvieron a favor, 16 en contra (incluida el voto de la propia acusada), 19 abstenciones y un número no determinado sin pronunciarse.

Pero, el jueves 13, en una nueva sesión y en otra votación la situación de la congresista pasó de la risa al llanto, pues fue acusada constitucionalmente para que responda ante la justicia por la presunta contratación irregular de un empleado en su despacho.

Esta vez votaron a favor de la acusación 66 congresistas y 9 se abstuvieron. El estupor en los medios de comunicación fue mayor pues dio la impresión que estábamos ante dos representaciones congresales: la del miércoles y la del jueves.

Previamente a la sesión donde se sancionó a Benites, fue aceptado el pedido de reconsideración para proceder a la acusación constitucional, que en las primeras horas de la mañana del jueves, en una comunicación telefónica, había anunciado la congresista Mercedes Cabanillas, en calidad de presidenta de la dirección política del APRA y que coincidió con una postura similar del congresista (AP), Johny Lescano.

Clamor ciudadano

El desafuero de Tula Benites era un clamor nacional y todos pensaban que la congresista aprista tenía los días contados en el Parlamento, pero, eso no ocurrió el miércoles durante la sesión plenaria. Al final de esa jornada la congresista aprista no sólo no fue desaforada sino que quedó en la más completa impunidad…por algunas horas.

Todo se ha consumado

Rumiando este quiebre político del APRA, el congresista acciopopulista, Yonhy Lescano dijo la noche del miércoles mismo a la periodista Rosa María Palacios que se había “consumado la impunidad, aunque viniendo del APRA ya ni eso llamaba la atención, pero si indignaba”.

Lescano se refería a la postura que tomó la bancada del APRA en el caso Canchaya (UN), donde se mostró expeditiva, y que ahora contrastaba con la de Benites, cuyo proceso no sólo se dilató en extremo sino que, al final, en una rara alianza con los fujimoristas, terminaron por salvarla momentáneamente de la acusación constitucional.

Tras el impacto político y mediático que significó para el Partido Aprista la defensa de una congresista, de sus filas, que había sido suspendida por 120 días por la Comisión de Ética Parlamentaria por la presunta contratación de un asesor que no trabajaba en el Congreso, pero si cobraba religiosamente, la dirección política del APRA se reunió de manera urgente para analizar este espinoso episodio.

Esa postura la anunció formalmente Mercedes Cabanillas, cuando abruptamente intervino por teléfono el jueves por la mañana, en medio de una acalorada discusión radial, donde los parlamentarios, Aurelio Pastor (APRA), Oswaldo Luisa (UPP) y Luis Galarreta (UN) estaban enfrascados en los pormenores de la sesión de la noche anterior.

Pilatos

Al Partido Aprista no parece haberle quedado otra alternativa que actuar casi como Pilatos en el caso su compañera Benites. Se lavaron las manos en una nueva votación del jueves y han dejado expedito el camino para que el Poder Judicial investigue a la parlamentaria aprista y determine su culpa o inocencia.

A la bancada del APRA tampoco le quedaba mucho espacio tratando de dilatar más este paradigmático caso de corrupción entre sus propias filas, pues evidenciaba de manera grotesca la política de “dos cañones” que se le atribuye al partido de la estrella.

Tampoco concordaba con el discurso presidencial de Alan García que había enfilado sus baterías no sólo contra el narcotráfico, sino contra la corrupción de funcionarios del Estado.

Precisamente el jueves García, enterado ya del tema desde la noche anterior, había declarado que la posición inicial del Parlamento en el caso Benites “había sido una bofetada para La Libertad y para el país”, en alusión al origen de su compañera de partido.

Los analistas ya vislumbraban el alto costo político para el APRA el hecho de seguir encubriendo a Benites y además dejarle sentarse en su curul desde el miércoles, dado que ya ha había cumplido la pena de 120 días impuesto por el Congreso.

Había sido fuerte el impacto político que el presidente del Congreso Luis Gonzáles Posada ni siquiera dio cara a la prensa para que explicara la indisciplina de la bancada aprista, que fue dejada a su “libre conciencia” para la primera votación y también para que presentara la lista de los legisladores apristas que protegieron a Benites.

Nunca como antes fue más notorio, también dicen los expertos, aquella política de que otorongo no come a otorongo. Es decir, congresistas apristas no expectoran a congresistas apristas, así éstos sean acusados de corruptos por todos los indicios registrados.