
Crónica de marchas…y contramarchas: las de maestros universitarios y del gobierno aprista que cree que invertir en Educación no es rentable para sus propósitos políticos.
“¡Pásame la U!”, grita a todo pulmón un docente en medio del griterío.
“¡UUUUUU…! responde una fila de colegas que se han unido a la protesta, en esta mañana friolenta. Más parece una marcha en contra de la contaminación ambiental, que el airado reclamo político, legal y salarial de los catedráticos de la Universidad Nacional de Trujillo.
No es sin duda la Gran Marcha, como en la China de Mao. Es, más bien, una marcha un poco desordenada, rala y deficitaria de apoyo. Pero, aún así, a fuerza de gritos, aplausos y lemas, los docentes de la UNT, comenzaron hace ocho días su huelga general indefinida.
Poco importa que el gobierno o los medios no se interesen por el tema. Al fin y al cabo, los docentes de la UNT están cuajados en mil y un combates y sólo esperan que su lucha se imponga, por la fuerza de la ley o por la del espíritu luchador de los maestros del Perú.
La rutina, desde que el 12 de junio se iniciara la medida, es sencilla: coge uno su banderola, se aprende su lema y se blinda de coraje antes de salir por las calles, por justos reclamos, por rabia, por impaciencia…por amor propio.
En el desfile de pancartas, banderolas y pitos los docentes aprovechan la ocasión para el humor negro. Como quien dice, para armarse de valor.
- Allí viene el combativo colega Acevedo, dice un maestro. Todos miran al profesor que se incorpora al grupo. Otro docente se lleva la mano a la boca y completa el chiste.
- Si pues, “combativo” de combate. Siempre está presente en las “comilongas”. Todos festejan la ocurrencia y el colega abucheado se pone a la orden y marcha cabeza agacha.
Los transeúntes miran a los docentes como bichos raros. ¿Qué piden…? le pregunta uno a otro que está a su lado. Había escuchado el lema: “¡Homologación, ahora!”, pero no entendía que significaba el término. El interrogado, inmediatamente le contesta sin problemas: ¡están pidiendo aumento de sueldos los sinvergüenzas..!
Más allá otros vecinos aplauden y dan vítores a los maestros, en una suerte de equilibrio en la percepción de la gente en torno a la bullanguera marcha docente.
Al llegar, frente al local de la ex Prefectura, en la plaza de armas, los gritos suben de decibeles y la voz del profesor Hervando se escucha potente: “¡Alan mentiroso, cumple con la ley!, ¡Alan, mentiroso, cumple con la ley!”, “Alan Escucha, esto no es apoyo…esto es repudiooooo!”.
Apenas termina de decir repudioooo, se escucha una sarta de matracas, palmas y pitazos, como queriendo festejar la protesta verbal.
Aquélla es la Casa de Gobierno, donde el presidente García dicen que despachará una semana, que no se sabe cual, ni de que año.
Hasta el alcalde César Acuña le anda sacando cachita, cada vez que puede: ya pues, Alan, decídete y date una vuelta por Trujillo, para recibirte como se debe, parece decirle el burgomaestre.
Con tantas marchas frente al local presidencial, nuestro primer Mandatario no le ha quedado otra que aplazar su visita, hasta las calendas griegas o hasta que se acabe la botella de aceite. De cualquier modo, el aceite, el arroz y el azúcar, amén de la leche, no son productos inacabables. Se agotan. Y, pronto.
La marcha de esta mañana termina sin pena, ni gloria. En fila india los maestros se pierden por el jirón Pizarro, en una especie de rito popular que estupefactos, o quien sabe ya acostumbrados policías, solo atinan a observar…por ahora.
No hubo desmanes. Por lo mismo, tampoco acción policial. No se produjeron enfrentamientos. Por tanto, ni muertos, ni heridos. Todo normal.
Los docentes universitarios ocupan ahora, junto con los maestros del Sutep, el último escalón, en la agenda de prioridades del gobierno aprista.
Pareciera- o quizá es una total verdad- que la educación regular y la universitaria les importara un bledo. Ni que decir de la dignidad de los maestros: no hay adjetivo calificativo que soporte tan grande arrogancia gubernamental.