martes, 19 de junio de 2007

“¡Alan, escucha…!”


Crónica de marchas…y contramarchas: las de maestros universitarios y del gobierno aprista que cree que invertir en Educación no es rentable para sus propósitos políticos.

“¡Pásame la U!”, grita a todo pulmón un docente en medio del griterío.
“¡UUUUUU…! responde una fila de colegas que se han unido a la protesta, en esta mañana friolenta. Más parece una marcha en contra de la contaminación ambiental, que el airado reclamo político, legal y salarial de los catedráticos de la Universidad Nacional de Trujillo.

No es sin duda la Gran Marcha, como en la China de Mao. Es, más bien, una marcha un poco desordenada, rala y deficitaria de apoyo. Pero, aún así, a fuerza de gritos, aplausos y lemas, los docentes de la UNT, comenzaron hace ocho días su huelga general indefinida.

Poco importa que el gobierno o los medios no se interesen por el tema. Al fin y al cabo, los docentes de la UNT están cuajados en mil y un combates y sólo esperan que su lucha se imponga, por la fuerza de la ley o por la del espíritu luchador de los maestros del Perú.

La rutina, desde que el 12 de junio se iniciara la medida, es sencilla: coge uno su banderola, se aprende su lema y se blinda de coraje antes de salir por las calles, por justos reclamos, por rabia, por impaciencia…por amor propio.

En el desfile de pancartas, banderolas y pitos los docentes aprovechan la ocasión para el humor negro. Como quien dice, para armarse de valor.
- Allí viene el combativo colega Acevedo, dice un maestro. Todos miran al profesor que se incorpora al grupo. Otro docente se lleva la mano a la boca y completa el chiste.
- Si pues, “combativo” de combate. Siempre está presente en las “comilongas”. Todos festejan la ocurrencia y el colega abucheado se pone a la orden y marcha cabeza agacha.

Los transeúntes miran a los docentes como bichos raros. ¿Qué piden…? le pregunta uno a otro que está a su lado. Había escuchado el lema: “¡Homologación, ahora!”, pero no entendía que significaba el término. El interrogado, inmediatamente le contesta sin problemas: ¡están pidiendo aumento de sueldos los sinvergüenzas..!

Más allá otros vecinos aplauden y dan vítores a los maestros, en una suerte de equilibrio en la percepción de la gente en torno a la bullanguera marcha docente.

Al llegar, frente al local de la ex Prefectura, en la plaza de armas, los gritos suben de decibeles y la voz del profesor Hervando se escucha potente: “¡Alan mentiroso, cumple con la ley!, ¡Alan, mentiroso, cumple con la ley!”, “Alan Escucha, esto no es apoyo…esto es repudiooooo!”.

Apenas termina de decir repudioooo, se escucha una sarta de matracas, palmas y pitazos, como queriendo festejar la protesta verbal.

Aquélla es la Casa de Gobierno, donde el presidente García dicen que despachará una semana, que no se sabe cual, ni de que año.

Hasta el alcalde César Acuña le anda sacando cachita, cada vez que puede: ya pues, Alan, decídete y date una vuelta por Trujillo, para recibirte como se debe, parece decirle el burgomaestre.

Con tantas marchas frente al local presidencial, nuestro primer Mandatario no le ha quedado otra que aplazar su visita, hasta las calendas griegas o hasta que se acabe la botella de aceite. De cualquier modo, el aceite, el arroz y el azúcar, amén de la leche, no son productos inacabables. Se agotan. Y, pronto.

La marcha de esta mañana termina sin pena, ni gloria. En fila india los maestros se pierden por el jirón Pizarro, en una especie de rito popular que estupefactos, o quien sabe ya acostumbrados policías, solo atinan a observar…por ahora.

No hubo desmanes. Por lo mismo, tampoco acción policial. No se produjeron enfrentamientos. Por tanto, ni muertos, ni heridos. Todo normal.

Los docentes universitarios ocupan ahora, junto con los maestros del Sutep, el último escalón, en la agenda de prioridades del gobierno aprista.

Pareciera- o quizá es una total verdad- que la educación regular y la universitaria les importara un bledo. Ni que decir de la dignidad de los maestros: no hay adjetivo calificativo que soporte tan grande arrogancia gubernamental.

Combos políticos


De las calles su bulla: un menú social que huele muy mal, en casi todas las regiones del país.


Combo, es una palabreja proveniente de la jerga popular peruana para referirse al menú, a la comida del día. Algunos le dan un matiz bélico: combate, le dicen.
Por eso, “vamos a combear, implica vamos a “guerrear” con el plato de lentejas, el tacu tacu, los tallarines o el cevichito.

El término probablemente tenga su origen en el habla delincuencial. Pero, eso no importa, pues, de su génesis se encargan los lingüistas y otros versados. Y, cuando queremos salir del apuro, hasta en “diccionarios” de jergas peruanas la encontramos.

Pero no es mi intención, repasar ni jerga ni comida, sino emplear dicha palabra en este sancochado político en el que se ha convertido, durante las últimas semanas, la puja entre los diversos gremios de trabajadores y el gobierno aprista.

Combo I

Este combo, de sabor amazónico le provocó indigestión al régimen, hace dos semanas. Más de cinco mil ciudadanos, de toda condición, ganaron las polvorientas calles de Iquitos, Yurimaguas y Madre de Dios, enardecidos por la eliminación de las exoneraciones tributarias de la amazonía, que –según el MEF- le representa al gobierno la friolera de 926 millones de soles, en promedio y, a los pueblos selváticos – en versión de los empresarios charapas- una “pedrada en ojo tuerto”.

No era para menos. Dichos beneficios, otorgados por la Ley Nº 27037, estuvieron vigentes en las regiones de la Amazonía desde fines del año 1998. Es decir, casi ocho años.
Eliminarlos de un plumazo, como efectivamente sucedió, a pesar de las forzadas explicaciones del presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, era equivalente a tomarse un trago de uvachao, bien maceradito, que, cuando uno lo traga no sólo raspa el cogote sino entona de inmediato.

Más o menos eso fue lo que provocó en los pueblos de la selva los ahora famosos decretos leyes 977 y 978, producidos inconsultamente por los tecnócratas del ministerio de Economía y Finanzas. Los dispositivos legales actuaron como detonantes.

Evidentemente, el combo I, con sabor a un juane descompuesto, no le cayó nada gracioso al régimen que trata ahora de dorar la píldora mejorando los ingredientes del menú.

Como dice Eduardo Cruzado, integrante del grupo Propuesta Ciudadana, el gobierno, en lugar de dialogar con los ciudadanos sobre su propuesta, lo ha impuesto de la manera más burda, tildando- de paso- al pueblo amazónico de una sarta de traficantes y contrabandistas.

Este achoramiento oficial enervó los ánimos del pueblo amazónico. El gobierno no sólo actuó con oídos sordos sino hasta con soberbia.

Combo II

El combo II comienza a fermentar. No es para menos. Se trata de un sancochado amplio y variado. En el plato servido desde el 12 de junio hay desde un arroz con pato norteño, un juane selvático, un tacu tacu limeño, rocoto relleno arequipeño y hasta papa a la huancaína, del centro del Perú.

Cada potaje representa las zonas geográficas de las 33 universidades nacionales, que desde hace unos ocho días han reiniciado una huelga general indefinida que no se sabe cuando concluirá.

Los maestros universitarios ya marcharon en Lima la semana pasada. Este jueves 21 han programado en la Capital una segunda jornada, donde confluirán delegaciones de las universidades públicas de todo el Perú.

La demanda principal es el cumplimiento del programa de homologación de las remuneraciones de los docentes universitarios, con la de los magistrados del Poder Judicial, que los maestros vienen pidiendo desde hace 24 años. ¡Casi un cuarto de siglo de peticiones, luchas y movilizaciones!

Fue durante el mandato del ex presidente Alejandro Toledo cuando se expidió la ley 20603 que reconoce la plena vigencia del art. 53º de la ley 23733, Ley Universitaria dictada durante el gobierno del ex presidente Fernando Belaúnde Ferry.

Casi al finalizar el régimen toledista, y tras una prolongada huelga de docentes, el gobierno dispuso en el 2005 la elaboración de un programa de homologación (decreto Supremo 121-EF) y ese mismo año se aprobó la propuesta mediante Decreto de Urgencia 033.

Con la asignación del 20% durante el 2006 y la previsión de otro 35% para el año 2007, el programa de homologación quedó entonces oleado y sacramentado.

Pero, el gobierno aprista, escudándose en su “política de austeridad”, ha pretendido “tirar cabeza”, es decir se estaba haciendo “el sueco”. Dictaminó así una serie de decretos de urgencia que suspenden los programas de indexación y homologación de los funcionarios (los Altos Funcionarios) del Estado.

Lo chistoso es que entre este “altos funcionarios”, han incluido a los pobres docentes universitarios.

Manuel Burga, ex rector de la universidad Mayor de San Marcos y presidente del Instituto de Estudios sobre la Universidad (INESU), dijo recientemente que la meta del programa de homologación era llegar al 100% en el 2008. Eso se ha detenido. Estamos terminando junio del 2007 y ha pasado un año sin que se cumplan las metas.

¿Qué significa esa homologación?, se preguntó Burga: significa que un profesor auxiliar al año 2008 iba a tener un sueldo básico de un magistrado superior: 2000 nuevos soles. Un profesor asociado iba a ganar 3100, y un profesor principal 5600, que es el 80% de la remuneración básica de un magistrado supremo. Eso el gobierno del APRA lo ha detenido porque no tiene ningún interés en la educación pública universitaria, explicó.

El problema de las universidades peruanas no sólo se centra en las magras remuneraciones de los docentes que hasta para compararnos con los países vecinos a un maestro se le cae la cara de pura vergüenza.

Un profesor universitario colombiano gana el equivalente a dos mil dólares mensuales, uno de Brasil, un poco más de cinco mil y cerca de cuatro mil dólares otro de Chile. ¡Un catedrático en el Perú, recibe un promedio de 400 dólares al mes!

Pero, no hay que salir del Perú para las odiosas comparaciones: convertidos los 400 dólares promedio en moneda nacional, el sueldo de 1,300 soles mensuales resulta una migaja frente a los dos mil quinientos soles que gana un barredor de Essalud, los cinco mil de un portapliegos de Palacio de Gobierno y los 25 mil soles de un congresista.

Terrible desigualdad que se extiende dramáticamente al magisterio nacional y que refuerza, con mucha pena y rabia a la vez, la percepción ciudadana de que al gobierno del APRA le interesa un comino la educación en el país.

Este es el combo que el régimen no digiere y al parecer tampoco lo hará.