sábado, 8 de diciembre de 2007

¿País justo y próspero?

Foto: K. Thorsen en http://www.shutterstock.com/pic-1319621-india-poverty.html


El TLC con EE.UU y el debate del CADE sobre nuestro futuro pone en agenda ahora más que nunca el tema de la pobreza y como reducirla aceleradamente.



El Tratado de Libre Comercio-TLC entre Estados Unidos y Perú, ratificado por el Senado americano a inicio de semana y los debates de la 45º Conferencia Anual de Ejecutivos-CADE, 2007 que concluyó el sábado 1º de diciembre, constituyen dos grandes temas que se cruzan pero que también provocan divergencias en el país.

Pese a ello, el gabinete en su última sesión del jueves ha creado una Comisión multisectorial para supervisar la implementación del TLC.

El grupo de trabajo está integrado por los titulares de los ministerios de la Producción, Transportes y Comunicaciones, comercio Exterior y Turismo, Agricultura, Economía y Finanzas, Deberán sumarse a ellos Indecopi, Sunat, Osiptel, entre otros. Tendrán como tarea destrabar la maraña de normas que impedirían el proceso de aplicación del TLC.

Lo curioso es que casi todas las instituciones comprometidas son a su vez integrantes del Consejo Nacional de la Competitividad, que poco o nada ha avanzado en esta materia, a pesar de que ya se conocía que la ratificación del TLC con Estados Unidos era ya inminente, tras largos 43 meses en que ambos países firmaran el acuerdo, durante el periodo del ex presidente Alejandro Toledo.

Justicia y prosperidad

La noticia de que el Senado americano aprobaría el acuerdo comercial con Perú se conoció precisamente en el último día del CADE de Trujillo, donde los empresarios peruanos discurseaban sobre el tema “Todo lo que nos falta para ser un país justo y próspero”.

Y, es aquí donde el tema de la justicia, la prosperidad, inclusión social, la lucha contra la pobreza, la identidad y autoestima, categorías conceptuales incorporadas al debate del CADE, son ahora reinterpretadas por empresarios, trabajadores y analistas, luego de conocerse la votación del Senado USA a favor del acuerdo comercial con nuestro país.

Por supuesto, un sector de empresarios, desde el CADE saludó la ratificación del TLC. En cambio otros, especialmente vinculados al CONVEAGRO han propuesto desde el año 2004 una Plataforma Agraria en Consenso para el Relanzamiento del Agro Peruano, ante las grandes diferencias entre el agro peruano y el norteamericano.

David vs Goliat


Los críticos del TLC manifiestan que los Estados Unidos buscan siempre un trato igualitario en estos acuerdos comerciales y no reconocen las profundas diferencias con los países de América Latina.

Solo para ilustrar a grandes rasgos el problema hay que tener en cuenta los siguientes indicadores: la población de EE.UU. es 11 veces la población del Perú. El Producto Bruto Interno per cápita es 7 veces al nuestro y su presupuesto público es 126 veces al de Perú.
Según la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología. RICYT, la inversión anual en Investigación y Desarrollo por habitante durante el año 2002 fue en Perú de solo US$ 2.17 dólares, mientras que el coloso del norte fue de US$ 989.4 dólares por habitante, es decir 455 veces más.

Ni que decir de las exportaciones. EE.UU. exporta 80 veces más que Perú (en US$ 715 billones vs US$ 9 billones) y en importaciones la brecha es sideral (US$ 1,260 billones vs US$ 8 billones).

¿Qué pasa con Chile?

La desigualdad comercial con Estados Unidos siempre estará presente, si no veamos el análisis que resumió en un documento de trabajo la Comunidad Andina el año 2003 al Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Chile, nuestro vecino.

Chile concluyó el 2002 negociaciones comerciales con Estados Unidos, pero también ese año lo hizo con Europa y Corea.

Según el gobierno chileno el TLCCE le permitiría consolidar y ampliar el acceso de sus productos a las principales economías internacionales, diversificar las exportaciones y contar con reglas de juego claras y, de este modo, la productividad de las empresas chilenas se vería incrementada al facilitar la adquisición de tecnologías más modernas y a menores precios.

Sin embargo fueron claros en las importantes desventajas o “sacrificios”, como eufemísticamente le llamaron y que ahora soportan. Entre ellos: el no contemplar tratamientos diferenciales para Chile, como país en desarrollo, el esfuerzo de eliminación del impuesto de lujo para automóviles, la limitación en el uso de regímenes aduaneros especiales, tales como la exención o la remisión de impuestos de importación de bienes no originarios utilizados en la producción de bienes de exportación, entre otros agudos puntos.

¿El TLC reduce la pobreza?

La pregunta, como apuntaba Pedro Francke, analista de la Universidad Católica del Perú, es si ¿el TLC con Estados Unidos reducirá la pobreza en el Perú? y ¿si esta será la mejor que otras alternativas de integración comercial?

Y, ese es precisamente el problema actual de discusión y que los empresarios del CADE tibiamente trataron de poner en la agenda de su Conferencia anual de Trujillo.

Claro está es la primera vez que lo abordan oficialmente, pues no les quedaba otra cosa, ad portas de la ratificación del TLC por el Senado norteamericano y las observaciones que hizo la representación congresal demócrata que pugnó por incluir en el acuerdo artículos referidos a la protección del medio ambiente y de las condiciones laborales.

Los temas de fondo de este TLC con Estados Unidos son a tenor de Francke los siguientes: a) Exportaciones y empleo, b) Precios agropecuarios, c) Medicamentos y salud, d) Presupuesto y gasto público. En un análisis de todos estos puntos, el Perú no sale bien parado. Todo lo contrario.

Francke profetiza: “Cualquier acuerdo comercial, favorecerá o no a un país y a la reducción de su pobreza dependiendo, en primer lugar, de las condiciones del mismo. Bajo las condiciones que parecen prevalecer en los acuerdos TLC firmados con Estados Unidos con otros países y las posiciones que hasta la fecha mantiene el país del norte, no es seguro que el TLC reduzca la pobreza. Es más bien probable lo contrario”.
Por su parte los empresarios alrededor de la CONFIEP expresaron su alegría por el TLC e instaron a los opositores del acuerdo a “no tener los ojos vendados” y sumarse al proceso de modernización del país y pidieron al Ejecutivo y al Congreso a apretar el acelerador e iniciar en breve el proceso de adecuación legal y de infraestructura.

El camino será largo y tortuoso, pero de cualquier modo será mejor que el Perú tenga su propio proyecto de desarrollo y no se agudice más la brecha de los excluidos y de pobres y ricos.