lunes, 25 de junio de 2007

Ratatouille constitucional

En los sucesos de El Fiesta más de un comensal quiso emular a Remy, la rata chef

(Publicado en el suplemento Dominical del diario La Industria de Chiclayo, el 24 de junio del 2007)


Comidilla política de la semana
con indigestión de comensales


Nunca antes como ahora un potaje, en lugar de asentarse con un vino o cualquier otro trago, cae bien con política, aunque parezca descabellado.
Después de todo, los grandes y memorables conciliábulos políticos siempre se han cocinado alrededor de un buen plato y una copa con bebida espirituosa. Pero, como también es sabido, muchas veces la comilonga produce indigestión y, si los comensales son políticos o personajes públicos, la primicia periodística está asegurada.

La cola de la rata, o la punta de la historia

Es lo que ocurrió precisamente la semana pasada en el restaurante Fiesta, de Miraflores, en Lima, con el almuerzo que congregó al ex ministro aprista, Agustín Mantilla, su hermano Jorge Luis, Óscar López Meneses, brazo derecho y operador montesinista, Javier Jesús Ríos Castillo, uno de los 17 candidatos elegidos por el Congreso para integrar una terna del Tribunal Constitucional, y dos militares en actividad.

La publicación de las fotos que hizo Caretas el jueves 14 de la divina comida se convirtió, en menos de 24 horas, en horrible dispepsia (empacho), que afectó primero a Ríos y, luego, a los dos militares en actividad.

Fue más que un revoltijo estomacal. Sus efectos remecieron la política nacional y las reacciones, aún cuando no departieron de la mesa, alcanzaron institucionalmente al Congreso de la República y al Gobierno.
Ríos Castillo, el candidato al Tribunal Constitucional, fue renuente a renunciar por dignidad, hasta que la presidenta del Congreso Mercedes Cabanillas anunció- muy a su pesar- la anulación de la elección de Ríos al TC que horas antes el Pleno había sancionado.

En las siguientes horas, el general EP Roberto Vértiz Cabrejos, quien ocupaba la Jefatura del Comando de Educación y Doctrina del Ejército y el general EP Germán Cuadra, quien actuaba como su secretario, fueron relevados de sus cargos por el ministro de Defensa Alan Warner y puestos a disposición de la Inspectoría General del Ejército para que los investiguen.

En este caso el Ejecutivo actúo rápido luego del escándalo político, pero, lo que no sabe es que tan drástico será con estos dos militares golosos.
Daniel Santoro, el periodista argentino del diario Clarín, de quien hemos prestado el subtítulo, dice que el drama de los periodistas consiste en encontrar la cola de la rata, es decir, la primera pista, la punta de la historia.

El ampay del Fiesta se convirtió así en la cola de la rata que ha motivado escribir, decir y mostrar, durante toda la semana una historia salpicada de escasa transparencia política y ausencia de entereza democrática de varios operadores políticos del Congreso y del gobierno.

Y, el tema, cae como anillo al dedo para vincularlo con la historia de Ratatouille, la última versión animada de Disney Picture y la productora Pixar, que entrenaron precisamente este jueves 21, en Australia y Chile.

Ratatouille es la historia de ratas y ratones, esos seres pequeños y divertidos, cuyo personaje central es Remy, una rata que sueña con convertirse en un gran chef francés, a pesar de la oposición de su familia y del problema que supone ser una rata en una profesión que detesta a los roedores.

Los productores mediáticos en realidad prestaron el nombre de la comida francesa. El ratatouille, es parte de la gastronomía gala. Es, de hecho, un plato delicioso de berenjenas, cebolla, pimiento, tomate y ajo. El inicio roedor de la película de Pixar es un detalle idiomático, igual de delicioso, en términos de recaudación.

Idéntico de sabroso es emplear el término para la historia política de la semana, donde más de un Remy peruano se quiso graduar de chef en el Fiesta.

Se busca cuatro justos

Tras rechazar la propuesta de anular todo el proceso que condujo a la elección de los 17 postulantes iniciales para el Tribunal Constitucional, el Pleno del Congreso, dejó sin efecto la elección de los cuatro nuevos magistrados del T.C. que había aprobado la semana pasada, entre los cuales figuraba el zarandeado Ríos Castillo, quien se vio obligado a renunciar a la terna.

Ahora, los cuatro nuevos integrantes serán elegidos el próximo miércoles 27, en forma individual, teniendo en cuenta como base el puntaje ponderado alcanzado por los aspirantes, entre cuyos primeros puestos no figuraba Ríos.

Aurelio Pastor (APRA), presidente de la Comisión Especial que se encargó de evaluar y seleccionar a los candidatos al TC ya entregó el ranking de cada uno de ellos y, de paso, se ha salvado de ser defenestrado de este encargo. Los primeros puestos son ocupados por Ricardo Beaumont, Carlos Ramos, Ernesto Blume y Gerardo Eto Cruz.

Pastor y Mercedes Cabanillas, su compañera de partido, fueron directamente involucrados en este caso del Ratatouille político, cuyo olor se expandió desde el Fiestas hasta el Congreso.
Quien cayó primero por el olor fue José Cevasco, el Oficial Mayor del Congreso y hombre de confianza de Cabanillas.

Esos vínculos, los antecedentes, la familiaridad y las relaciones de la presidenta del Congreso y de sus asistentes, es lo preocupante, según expresaron en casi todos los tonos y medios, expertos y neófitos en el tema.

La evaluación y elección, por ello, de los nuevos magistrados del TC impone una decisión justa, democrática, transparente e imparcial. Y, ello sí resulta bastante difícil para las conductas terrenales de nuestros congresistas.

Si esta vez comenten torpezas, se necesitará de la justicia divina, pues, aplicar la justicia terrenal ya no es posible. Como saben los juristas, en Grecia, la única justicia aplicada y conocida para tamañas culpas- como en el caso de los personajes de esta crónica- era el rodamiento de cabezas.

Ningún fuero ni partido político protegía a ladrones, delincuentes o bribones, ni de la plebe, menos de cuello y corbata.